SSD NVMe es hoy una de las tecnologías más influyentes en el rendimiento de cualquier equipo moderno, y en 2025 se ha convertido en la alternativa preferida para quienes necesitan mover archivos grandes, trabajar con video profesional o simplemente acelerar cada proceso relacionado con el almacenamiento.
La evolución del hardware ha superado por completo a las antiguas memorias USB, y el salto de velocidad entre ambos dispositivos es tan significativo que muchas personas están haciendo la transición definitiva hacia soluciones NVMe externas.
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El crecimiento del uso de cajas externas compatibles con SSD NVMe, junto con la llegada de nuevos estándares como USB4, Thunderbolt 4 y el recién popular Thunderbolt 5, ha redefinido por completo la manera en que transferimos datos entre equipos. Si antes una copia de seguridad de 50 GB podía tomar varios minutos, hoy se puede completar en un abrir y cerrar de ojos.
En este artículo repasamos qué está impulsando esta migración masiva, por qué los SSD NVMe representan una alternativa superior, cómo reutilizar unidades antiguas y qué debes tener en cuenta si estás pensando en adquirir uno.
Las memorias USB ya no dan la talla
Durante muchos años, las memorias USB fueron las herramientas universales para transportar datos. Eran compactas, económicas y ampliamente compatibles. Sin embargo, la demanda cambió: los archivos de video pasaron a grabarse en 4K y 8K, los juegos necesitan más espacio y los proyectos profesionales suelen superar los 50 o incluso los 100 GB.
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El problema es que las velocidades reales de las USB rara vez se acercan a los valores anunciados. Aunque muchas se publicitan como USB 3.2 Gen 2 con velocidades teóricas de hasta 10 Gbps, en la práctica sus velocidades de escritura suelen caer drásticamente. Además, se calientan rápido y su durabilidad es limitada.
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Para quien trabaja moviendo archivos pesados, esto se traduce en una interminable espera. Y cuando algo sale mal —milagrosamente común en pendrives baratos— la pérdida de datos puede ser irreparable.
Por qué los SSD NVMe se volvieron la mejor opción
Los SSD NVMe solucionan prácticamente todos esos problemas. No solo son más rápidos, sino que también ofrecen mayor durabilidad, soporte para tecnologías de autocorrección de errores, monitoreo SMART y una vida útil considerablemente superior a la de un dispositivo USB típico.
Al montar un SSD NVMe en una caja externa compatible con USB4 o Thunderbolt, las velocidades alcanzan niveles que antes solo estaban disponibles en el almacenamiento interno de los equipos.
Ventajas principales:
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Velocidades hasta 30 veces superiores a las USB comunes
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Mayor fiabilidad a largo plazo
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Menor riesgo de corrupción de datos
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Transferencias estables sin caídas de rendimiento
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Capacidad para manejar cargas sostenidas sin sobrecalentarse drásticamente
Además, la instalación es extremadamente sencilla: basta con colocar el SSD NVMe en la carcasa, bloquearlo con un tornillo o pestillo y conectarlo por USB-C.
El salto a velocidades extremas: PCIe 3.0, PCIe 4.0 y Thunderbolt 5
Una de las razones por las que el SSD NVMe se ha vuelto tan popular es el crecimiento del estándar PCIe. Incluso un SSD NVMe PCIe 3.0 —considerado básico hoy en día— ofrece velocidades varias veces superiores a las de cualquier pendrive moderno.
Velocidades aproximadas según estándar:
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PCIe 3.0 x4 NVMe
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Lectura: ~3.500 MB/s
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Escritura: ~3.000 MB/s
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PCIe 4.0 x4 NVMe
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Lectura: ~7.000 MB/s
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Escritura: ~5.000–6.000 MB/s
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PCIe 5.0 NVMe (futuro cercano)
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Lectura: ~12.000–14.000 MB/s
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Thunderbolt 4
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Máximo: 40 Gbps
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Thunderbolt 5 (2025)
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Máximo: 80 Gbps
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Aunque incluso los SSD NVMe actuales no saturan Thunderbolt 5, este estándar garantiza un margen enorme para las próximas generaciones.
Elegir la caja externa adecuada sí importa
Una caja de calidad hace la diferencia. Las mejores incluyen:
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Cuerpo de aluminio (funciona como disipador)
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Almohadilla térmica
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Compatibilidad con NVMe PCIe 4.0
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Soporte para Thunderbolt 4 o USB4
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Instalación sin herramientas
El calor no debe asustarte; si la carcasa se siente tibia o caliente significa que está cumpliendo su función de disipar.
Reutilizar un SSD NVMe como almacenamiento externo
Si estás actualizando tu PC o laptop y ya tienes un SSD NVMe viejo, puedes darle una segunda vida convirtiéndolo en almacenamiento externo. Es la forma más eficiente de no desperdiciar hardware perfectamente funcional.
Solo hay un detalle: si ese disco tenía Windows instalado, será necesario eliminar todas las particiones antes de usarlo como dispositivo normal. El proceso es sencillo utilizando el panel de Gestión de discos en Windows.
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Tras limpiar las particiones, basta con crear un volumen nuevo, formatearlo en NTFS y asignarle una letra.
Inconvenientes menores: casi ningún problema real
Aunque los SSD NVMe ofrecen enormes ventajas, hay aspectos que vale la pena considerar:
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Una carcasa SSD NVMe es más grande que un pendrive
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Genera más calor durante uso prolongado
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Su precio inicial es más alto
Aun así, para cualquier persona que trabaje con archivos grandes, este costo se amortiza literalmente desde la primera transferencia.
No se trata de reemplazar las USB por completo —siguen siendo útiles para documentos pequeños o kits de emergencia—, sino de elegir la herramienta adecuada para tareas pesadas.
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La respuesta es simple: rendimiento. Vivimos en una era en la que la productividad depende del tiempo. Esperar largas transferencias se siente como un retroceso innecesario, especialmente cuando tecnologías como SSD NVMe permiten transferir decenas o cientos de gigas casi instantáneamente.
El futuro apunta hacia unidades externas NVMe cada vez más rápidas, más delgadas y compatibles con nuevos estándares de conexión. Todo indica que esta tendencia seguirá creciendo en 2025 y en los años siguientes.


